En la industria de prensado de aceites vegetales, la precisión en el control térmico es uno de los factores clave que determina la calidad final del producto. En este artículo, abordamos desde un punto de vista técnico la importancia del sistema de control de temperatura y comparamos datos reales entre dos rangos de precisión: ±1℃ frente a ±5℃. Descubriremos cómo una regulación más acertada disminuye la desnaturalización de proteínas y la oxidación de los aceites, lo que impacta directamente en la claridad y rendimiento del aceite.
La temperatura aplicada durante el prensado influye en reacciones bioquímicas y fisicoquímicas cruciales. Por un lado, un control térmico deficiente puede causar la desnaturalización excesiva de proteínas, liberando impurezas y afectando la transparencia del aceite. Por otro lado, temperaturas fluctuantes favorecen la oxidación acelerada de los lípidos, generando un producto con sabor rancio y menor vida útil.
Nuestro análisis práctico en plantas de tamaño medio demostró que reducir la tolerancia del control de temperatura de ±5℃ a ±1℃ produce mejoras significativas:
Estos resultados confirman que la estabilidad térmica refinada mejora no solo la calidad sensorial sino también la eficiencia productiva, justificando la inversión en sistemas con alta precisión.
Existen diversos modos operativos en sistemas de control térmico para aceite: control PID avanzado, control on-off y control adaptativo. El modo PID ofrece la mayor estabilidad, ajustando en tiempo real según las variaciones del proceso. Además, la correcta instalación de sensores es esencial: es recomendable posicionarlos cerca de la cámara de prensado y en la zona de entrada de materia prima para medir con precisión la temperatura relevante.
La ubicación errónea puede inducir lecturas inexactas que causan ajustes tardíos o excesivos, impactando negativamente en la estabilidad térmica.
La variabilidad en el porcentaje de humedad del grano afecta el comportamiento térmico durante el prensado. Por ejemplo, en semillas con contenido de humedad superior al 10%, se recomienda reducir la temperatura objetivo entre 3 a 5 ℃ para evitar cambios bruscos en la dinámica de extracción y minimizar oxidaciones. Lo contrario aplica en materias primas más secas, donde puede ser beneficioso mantener temperaturas ligeramente elevadas para mejorar la fluidez del aceite.
Implementar protocolos de control que consideren esta variable reduce pérdidas y mejora la consistencia del producto.
Los sistemas modernos incorporan alarmas para detectar anomalías en la temperatura. Los indicadores típicos comprenden avisos por sobrecalentamiento, fluctuaciones rápidas y sensores desconectados. Según nuestra experiencia de campo, un caso reciente demostró cómo una alarma temprana de sobretemperatura permitió evitar la producción de un lote contaminado por exceso de desnaturalización proteica.
En esos casos, el protocolo de acción incluye:
La capacitación constante del personal en el reconocimiento y respuesta ágil a estas señales es crucial para asegurar un proceso sin interrupciones.